Obra teatral. Loca academia de ciencias

4 de abril de 2025

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La obra se sitúa en el Instituto de Investigación Casi Científica (IICC), apodado cariñosamente ‘La loca academia de la Ciencia’. Hasta ella acude Inocencio (interpretado por José Manuel Montejo, investigador de la facultad de Formación del Profesorado), un becario de filosofía que está realizando una tesis: ‘Análisis del ser humano, desde los dedos del pie hasta las uñas de la mano’.

Una vez allí, la directora del centro, Clavelina Menéndez (Beatriz Ramajo, técnico especialista), ‘prima’ de la científica Rosa Menéndez, le presenta a unos personajes de lo más variopintos que «sueñan despiertos».

Estos personajes, como Antonia Labaguette (Ángeles Fernández, catedrática de Cristalografía y Mineralogía), se creen descendientes de famosos científicos. En su caso, cree que es pariente del químico francés Antoine Lavoisier. Como buena química, basa su teoría en la tabla periódica, compuesta por 118. Labaguette explicó que para ella «nuestra naturaleza está en la química porque todo lo que nos rodea está compuesto por uno o más elementos».

Pero, ¿cuántos elementos forman el cuerpo humano? ¿Cinco, veinte? La respuesta correcta es «más de treinta elementos». Algunos de ellos, están presentes en cantidades muy pequeñas. De hecho, más del 99% de nuestro cuerpo está formado solo por seis: «Hidrógeno, carbono, nitrógeno, oxígeno, fósforo y calcio».

De esos 118 elementos, la científica Marie Curie descubrió dos de ellos: polonio y radio. Allí estaba su ‘nieta’, María Curé (Ana Elisa Valdés, investigadora en el Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad), nombre que se puso en honor a la faceta de su ‘abuela’, ya que aparte de ganar dos premios Nobel también tuvo tiempo durante la segunda Guerra Mundial de ser conductora de ambulancias.

A estos personajes se unieron una bióloga (Covadonga Huidobro, profesora de Didáctica de Ciencias Experimentales), un geólogo (Luis Miguel Rodríguez , director conservador en el Museo de Geología) y un ingeniero (Antonio Torralba, profesor de Didáctica de Ciencias Experimentales).

La conclusión a la que Inocencio llega es que «un mismo problema se puede abordar de muchas formas distintas y encontrar distintas soluciones. La respuesta no es única».

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